Yamandú Orsi y Carolina Cosse juraron este sábado como presidente y vicepresidenta de la República ante la Asamblea Legislativa, en una ceremonia que marcó el regreso al poder del Frente Amplio (FA) tras cinco años y que coincidió con el 40 aniversario del regreso de la democracia.
Orsi, que al dejar su casa dijo sentir «asombro y desconcierto» por esta fecha, arribó al Palacio Legislativo apenas pasadas las 14, donde fue recibido por el designado secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, en su rol de presidente de la Asamblea.
El presidente y la vicepresidenta electos ingresaron al recinto rodeados de cálidos aplausos de recibida y los saludos de los legisladores, primero de la bancada frenteamplista que, prácticamente uno por uno, abrazaron a las futuras autoridades del país; y después, de otros partidos, incluyendo al excandidato presidencial y senador Álvaro Delgado.
La ceremonia, en cuya organización se comenzó a trabajar a mediados de enero, comenzó a las 13:30 horas con la sesión legislativa a la espera del tradicional arribo del presidente electo al Palacio Legislativo. Una vez llegado —con el momento de color en el que el jefe de Estado de Brasil, Lula da Silva, fue el último en ingresar—, se levantó el cuarto intermedio y fue Sánchez —previo a la renuncia a su banca—, el encargado de tomar el Compromiso de Honor a Orsi como mandatario.
«Cuarenta años después, la democracia uruguaya sigue siendo sólida y fuerte», comenzó Sánchez previo a tomar la declaración constitucional.
«Yo, Yamandú Orsi, me comprometo por mi honor a desempeñar lealmente el cargo que se me ha confiado y a guardar y defender la Constitución de la República», afirmó Orsi y, por el artículo 158, quedó así investido como el presidente de la República.
La misma fórmula fue repetida por Cosse, que también así quedó investida, antes de abrazarse con el ahora mandatario uruguayo y quedar a cargo de la conducción de la sesión legislativa. «Hoy sentimos una gran emoción, en este momento trascendente que, una vez más, como cada cinco años, le muestra al mundo y a nosotras y nosotros mismos, la salud de nuestra ejemplar democracia. Y así, con el corazón henchido, damos comienzo a la segunda parte de esta sesión», expresó la vicepresidenta, antes de invitar a hablar al nuevo presidente de Uruguay.
«En un día como hoy, pero hace exactamente 40 años, Uruguay recuperaba su democracia. Asistimos desde entonces al período democrático más largo de la historia del país. Es un orgullo poder celebrarlo ante mis propios compatriotas y ante mandatarios», comenzó Orsi en sus primeras palabras como presidente de la República, de un discurso que hizo hincapié en los valores del país, y en el desarrollo, la producción y el crecimiento nacional e internacional por el cual trabajará el nuevo gobierno del Frente Amplio.
«Este es un país de partidos políticos, de alternancia en el poder, de acuerdos. Un país en el que la confianza sigue siendo un elemento central para su funcionamiento. Por eso decimos que Uruguay funciona», destacó, en la fecha histórica, antes de adentrarse en lo que será su gestión, en particular.
«El 24 de noviembre pasado, los uruguayos me otorgaron a través del voto la mayor responsabilidad da la que un uruguayo puede aspirar. Llego a la presidencia con la misma vocación y convicción de siempre. No llego solo: llego con la experiencia de mis años en mi querido Canelones, con lo aprendido de cada vecino o vecina con quien trabajamos por un mejor departamento; llego también con las enseñanzas de los queridos Marcos Carámbula, Tabaré Vázquez y José Mujica», expresó Orsi ante la Asamblea Legislativa.
También destacó la importancia de los partidos políticos «en tiempos donde prolifera la antipolítica y las lógicas excluyentes»: «Seamos siempre adversarios, pero nunca enemigos. Y alejémonos todo lo posible del cinismo y la frivolidad para no tener que lamentar el descreimiento en la política y sus consecuencias», apuntó, agradeciendo a los expresidentes que protagonizaron la restauración democrática y su mantenimiento, incluido el mandatario saliente Luis Lacalle Pou.
«Este gobierno llega precedido de esa acumulación positiva, y es mi deber además de mi convicción cultivarla en distintos planos de la vida nacional», insistió el flamante presidente.
Orsi sostuvo, además, que no llegó «con la lógica de imponer», y que cree en los muros, tampoco los «ideológicos». Sin embargo, apuntó que llega «en representación de un partido político que mantiene, desde hace décadas, principios y valores puestos a prueba, incluso en las circunstancias mas trágicas».
«Llegamos también con el mandato ciudadano de cumplir un programa, un orientación específica de gobierno que aspira a revertir los problemas urgentes que padecen sectores importantes de nuestro pueblo. Pero no llegamos, no volvemos con la verdad revelada ni con el afán de cobrar cuenta alguna», afirmó frente a los legisladores y representantes del mundo: «No comienza un tiempo de refundación sino un tiempo de nuevas propuestas y de construcción permanente», y «con la certeza de que las causas de nuestro pueblo no admiten la menor demora», aseguró.
Según Orsi, el país necesita recuperar una senda de un crecimiento, a partir del desarrollo del conocimiento y la comunicación, que le permita adquirir una mayor calidad y cantidad de trabajo, con «un piso de dignidad salarial» y una mejor distribución del ingreso.
El exjerarca canario expresó que los pilares del Uruguay productivo se encuentran sustentados por su pasado, su presente y su futuro, desde el sector ganadero a las energías renovables, pero también en la ciencia, la investigación y la innovación; factores que entienden claves para el desarrollo de una economía basada en el conocimiento.
«El evidente cambio climático nos advierte que tenemos que formular estrategias de desarrollo con un enfoque sostenible y humano», afirmó el flamante presidente, quien pretende que su mandato respete los límites de la naturaleza, ya que el desafío «exige planificación y compromiso».
Con respecto al agua, el jerarca resaltó la importancia del riego y se mostró a favor de desarrollar un «plan nacional de aguas», que garantice el abastecimiento, la producción y la protección del recurso natural.
Fuente: Ámbito