El 10 de noviembre de 2001 Diego Maradona organizó su partido de despedida y dejó un mensaje que nos quedó grabado a fuego: la pelota no se mancha.
El partido terminó 6 a 3 a favor de la Selección Argentina. Luego de un gol de penal, donde arregló con el enorme René Higuita donde iba a patear, se sacó la camiseta de Argentina y debajo tenía la de Boca con el 10 de Román.
Luego vendrían los festejos, la tarima y el discurso.