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17 diciembre 2025

Milei reconoce un “parate” económico y admite presión política detrás

El presidente Javier Milei reconoció esta mañana que la economía argentina atraviesa un “parate” en su actividad, aunque advirtió que el origen del mismo no sería puramente técnico, sino derivado de tensiones políticas.

Durante un acto oficial, Milei sostuvo que la desaceleración del consumo y la producción reflejan un clima de incertidumbre que se agrava por el ruido político. Agregó que factores externos, como presiones financieras internacionales, también estarían influyendo, y mencionó que Estados Unidos habría pedido intervenir en acuerdos cambiarios con China (swap de monedas) como parte de esas tensiones.

El mandatario defendió el rumbo económico de su gestión con firmeza: “¿Acaso quieren volver a inflación de 300 %?”, preguntó a sus detractores, en alusión a críticas sobre las consecuencias de sus reformas.

La crítica no provino solo de la oposición. Sectores industriales lanzaron alertas sobre la caída del consumo interno, advirtiendo que si no se revierte el escenario actual, 2026 podría arrancar con un aumento de despidos.

Más allá de los discursos, los datos de actividad reciente muestran una merma en indicadores clave como la producción industrial y las ventas al por menor. El Gobierno parecería asumir ese enfriamiento, aunque intenta deslindar responsabilidad técnica y apuntar más al terreno político.

En ese contexto, Milei enfatizó que el clima de “ruido político” —es decir, las disputas entre bloques de poder y las internas partidarias— está generando incertidumbre entre inversores y empresarios, ralentizando decisiones de gasto e inversión.

Este reconocimiento público del parate marca una señal de autocorrección política: al admitir dificultades estructurales, el Gobierno busca combinar diagnóstico con advertencia de que el problema va más allá de la macroeconomía per se. La clave estará ahora en la capacidad de acordar medidas de reactivación política y económica que contengan el retroceso y recuperen confianza.

Fuente: Clarín