River venció por 1-0 a Sarmiento de Junín en el Monumental por la octava fecha del Torneo de la Liga Profesional con el gol de tiro libre de Franco Mastantuono, en la despedida de Martín Demichelis como director técnico.
El Millonario vivió este domingo una velada muy especial en su casa. Desactivada en la previa la presión que hubiera significado disputar el encuentro ante Sarmiento con Demichelis confirmado en el cargo, y no encontrando el gol del triunfo hasta pasados los 85 minutos, el encuentro transcurrió con mimos para el emocionado entrenador saliente, algún reclamo para los jugadores y un pedido claro de la gente: el regreso de Marcelo Gallardo. El 1-0 tardío y exiguo para lo que fue el trámite le puso la frutilla al postre a un inusual final de ciclo.
La Banda fue de menos a más en un desarrollo que lo tuvo como protagonista de punta a punta. Primero, costándole generar llegadas de gol y luego encontrando cada vez más espacios con la clase de Mastantuono asociándose con Santiago Simón.
El mismo jugador de 16 años, con un disparo apenas desviado, y Pablo Solari, exigiendo a Lucas Acosta, fueron los primeros en crear peligro, antes de que le anularan un gol a Manuel Lanzini por una mano previa de Miguel Borja.
Sobre el cierre de la primera parte, el partido ya estaba planteado con el local completamente volcado al ataque y merodeando el área juninense. Acosta frustró a Borja y, ya en el inicio del complemento, repitió ante un tiro desde afuera de Simón. El colombiano tuvo revancha pero volvió a perder al definir mano a mano muy cerca del segundo palo.
Como en muchos momentos de la historia de Micho al frente del club de Núñez, los minutos sin concretar merecimientos empezaron a pesar. Con el DT liberado de los reproches, bajó desde las tribunas un elocuente «movete, River, movete». En efecto, River se movía bien, pero no la metía. Hasta que, a los 86, cuando incluso hasta había bajado un tanto la intensidad de su asedio, consiguió el desahogo Mastantuono con un exquisito tiro libre al ángulo izquierdo del ex arquero de Belgrano.
El hijo del entrenador Bastian, presente como alcanzapelotas, corrió a abrazar a su padre, también lo hizo la joya goleadora de 16 años que dio sus primeros pasos de la mano del entrenador y, disipado el revuelo del festejo, Micho lloró amargamente en cuclillas, solo, en otra imagen fuerte de la noche. Tras el pitazo final de Nazareno Arasa vendrían los sentidos abrazos de los mismos dirigentes que decidieron finiquitarle el crédito y que en pocas horas buscarán cerrar a Gallardo. Se sabe: el fútbol se nutre de resultados, sobre todo en un grande como River, y el show debe continuar.
Fuente: TyC Sports