Por Aníbal Céspedes.
Terence Crawford venció este sábado a Errol Spence Jr. por nocaut técnico en el noveno asalto y escribió una página importante en la historia del boxeo mundial al convertirse en el primer campeón absoluto de peso welter.
El nuevo rey indiscutido de las 147 libras (66,678 kilogramos) derribó a Spence en tres ocasiones durante el combate, antes de cerrar la noche en el noveno capítulo por decisión arbitral para quedarse con los cinturones del CMB, FIB, AMB y conservar el que tenía de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Crawford amplió su historial a 40 peleas ganadas de 40 realizadas y no solo le arrebató las coronas a su rival en una cátedra de boxeo, sino que también lo dejó sin invicto, ya que Spence llegaba con sus 28 combates ganados, hasta que lo agarró Crawford y lo destruyó.
La pelea del año
Con el combate ya consumado y luego de la paliza que le dio, alguien puede tentarse a pensar que Spence no es tan bueno como realmente es. Esta pelea, en la previa era la pelea del año. En el post no defraudó, fue vibrante, Spence siempre intentó ir al frente con sus armas, pero Crawford es el mejor libra por libra.
Quedó demostrado que Crawford tiene todos los argumentos para sostener que es el mejor boxeador del mundo. El oriundo de Nebraska, que también logró todas los cinturones entre los superligeros, no defraudó y terminó ganando un combate muy esperado por todo el mundo del boxeo.
La pelea que se esperaba
Spence tomó el centro del ring en el primer asalto, buscaba concretar sus intentos de conectar a Crawford, que no lucía incómodo cuando le tocaba caminar por fuera. Combinaciones, jabs para marcar distancia, pocos golpes de poder en un inicio en el que ambos sabían que no tenían un cualquiera enfrente.
Spence lanzaba la izquierda y buscaba con la mano atrasada superar la guardia de un Crawford ordenado, paciente y que todo el tiempo parecía seguro de su plan de pelea. Tanto que un contragolpe de zurda fue letal y mandó a Spence a lona. El espectáculo empezaba a calentarse.
Crawford olió sangre y fue por Spence, trabajó con mucha más contundencia y celeridad al cuerpo cuando pudo cercar a su rival contra las cuerdas. Se terminó el tiempo de medirse y las condiciones las puso claramente Crawford.
En el cuarto round, Crawford encontraba los espacios en la media distancia y mermaba la efervescencia de su rival con su poderosa izquierda. Spence, visiblemente tocado, fue revisado por el equipo médico antes de salir al quinto asalto.
Cuando Spence buscó ir por Crawford para recortar la distancia en las tarjetas, sabiendo que iba abajo en los puntos, nuevamente se fue a la lona. En el séptimo round recibió un martillazo de izquierda que volvió a dejarlo sentido. Mientras se le agotaba el tiempos y las energías, Crawford sabía que la victoria estaba cerca.
El KO que se veía venir desde el 7° round
Crawford soltaba la izquierda y tiraba con más poder, cómodo en la pelea. Pese a que dominaba, no quería dejar la decisión en manos de los jueces y defraudar al público que colmó el estadio en Las Vegas y que lo veía por televisión en todo el mundo.
Crawford se cruzó con Errol Spence Jr. en el noveno round, lo fue a buscar y, pese a las agallas de Spence, nada que no fuese una mano heroica hacia pensar que podría ganar el combate. Crawford logró la victoria más importante de su carrera e hizo historia en el peso wélter: ha noqueado a todos sus rivales desde que se decidió a dar el salto a la categoría en 2018.
Luego de esta pelea, habrá que ver qué sigue para la carrera del mejor boxeador libra por libra del mundo. A sus 35 años, Crawford reina en el deporte de los puños y sigue invicto, con sus 40 peleas ganadas y 31 KO en sus presentaciones como profesional.
